sábado, 13 de diciembre de 2008

Mi confrontación con la docencia


Saludos a todos:

Acerca de mi vínculo entre mi profesión y la docencia

Todos los hombres desean saber por naturaleza, señal de ello es el amor a las sensaciones.
Aristóteles, en Metafísica

Se me pide que elabore una confrontación de la carrera que estudié con mi práctica docente, empero, yo lo tomaría como un vínculo, pues como ya mencioné en la semana anterior, la licenciatura que decidí estudiar (Filosofía), tiene como principal campo de acción la docencia, y en primer instancia, la docencia a nivel bachillerato, que es lo que nos ocupa aquí, de tal suerte que yo no veo confrontación entre lo que estudié y en lo que me ocupo. Ciertamente, al inicio de mi carrera profesional, no me veía frente aún grupo de adolescentes hablándoles de filosofía, pero tampoco lo ignoraba, creo que lo que más me ocupaba al inicio, era el poder aprender más que enseñar.
De hecho, cuando hube terminado la licenciatura, no me dediqué inmediatamente a la docencia, lo que hice fue viajar por toda la ciudad –entre otros lugares- conociendo calles, avenidas, museos, teatros, cines, bares, cafeterías, librerías, etc. también me dedique a leer, principalmente la obra completa de Albert Camus, pues tenía en mente realizar mi tesis de licenciatura; posteriormente me casé, y después de dos años de casado, fue cuando decidí que tenía que empezar con el ejercicio de mi profesión, y en septiembre de 1994 ingresé al Colegio de Bachilleres como profesor interino (en la actualidad soy profesor definitivo con categoría CB III) después de dos años decidí que tenía que profundizar más sobre la filosofía, y me matriculé para estudiar una maestría, por supuesto, en filosofía, porque no me cabe duda de la disciplina a la que me dedico. Terminé los créditos de la maestría y se me hizo la invitación para formar parte de la planta docente de la UNAM, primero en la ENP, luego en la Fac. de Administración y Contaduría, campus Ciudad universitaria y finalmente en el campus de la FES Acatlán en la carrera de filosofía.

Como se puede notar, después de que terminé los créditos de la licenciatura, demoré algunos años para dedicarme a la docencia, y tengo tres razones que explican el hecho: descanso académico, es decir, me dediqué a leer libros de interés personal, así como ver películas, etc. Segundo, no estaba seguro de estar suficientemente preparado para impartir clases, y tercero, que es el principal, debía estar seguro de tener vocación para la docencia, pues como ya mencioné en otro escrito, la docencia no es cualquier trabajo, para ello hay que tener vocación, porque si no se tiene vocación las consecuencias pueden ser nefastas, como por ejemplo, maltrato a los estudiantes, negligencia, irresponsabilidad, en pocas palabras, mediocridad.

En el tiempo que tengo de docente, mantengo el mismo ánimo y fortaleza de cuando inicié dicha actividad, es decir, con plétora, nada más que con la diferencia de que he madurado, he tomado experiencia de mis compañeros, así también de los estudiantes. Todo lo anterior lo he complementado con cursos destinados a la enseñanza de mi disciplina, y con gusto puedo decir, que en el ámbito laboral me desarrollo plenamente, con muchas satisfacciones, aunque también he de mencionar algunos desencantos y desencuentros, sobre todo en la actualidad, esto debido a dos factores fundamentales, que si se piensa tantito, están intrínsecamente relacionados:

Primero, en los últimos años he notado con tristeza que los alumnos que ingresan al bachillerato, principalmente los que llegan al Colegio de Bachilleres, lo hacen con desinterés, con falta de expectativas y con graves deficiencias cognitivas y académicas. La otra cuestión, sumamente nociva para toda la educación en México, tiene que ver con la burocracia institucional, más ocupada en escalar puestos y ganar bien, que en desarrollar estrategias que permitan abatir las serias deficiencias de los estudiantes que ingresan al bachillerato, y que para el colmo de sus males, no logran superar después de haberlo terminado. Sólo mencionaré un caso, entre muchos que hay: las actuales autoridades del Colegio están tan ocupadas en los resultados de sus estadísticas, están tan ocupadas en reducir el índice de reprobación, que los alumnos han pasado a segundo plano y las estadísticas han tomado el primero, como si se tratara de entes reales ¿por qué no damos clases a las estadísticas? Dichos personajes ven a los estudiantes, idiam pronesin diría Heráclito, como débiles mentales, incapaces de razonar, incapaces de leer libros, incapaces de concentrarse e incapaces de hacerse responsables de su trabajo académico, y es entonces cuando se nos presiona para que solapemos todo, con el único propósito de que al final del semestre no haya reprobados, lo cual me parece hipócrita para los estudiantes, humillante para nosotros y traición para la institución que representan, pues se olvidan del modelo educativo del Colegio de Bachilleres basado en la teoría constructivista; de cualquier modo y a pesar de todo, tengo la convicción de que los adolescentes, con todo lo que significa su proceso de desarrollo psico-biológico y su entorno histórico-social, son inteligentes, son capaces de reflexionar por cuenta propia, pero es necesario trabajar mucho con ellos, y aunque no pretendo que sean filósofos, si espero que comprendan críticamente los problemas que se presentan en los programas de filosofía, y que lo puedan vincular con el mundo que les ha tocado vivir, con el único fin de que el bachillerato no se convierta sólo en un viaje turístico, sino que transforme su visión del mundo simple y superflua, por una compleja y atenta, de tal suerte que el bachillerato se convierta en parte esencial de su destino histórico.

Puedo seguir escribiendo por mucho más tiempo, pero para estas alturas, ya habré dormido a más de uno, y no es el caso, de modo que pongo fin a este escrito, espero que supere lo anterior y hasta pronto.

Benito.

La aventura de ser profesor


Una alternativa de cómo se puede llegar a ser buen profesor

Sin pretender hacer una exégesis detallada de la ponencia titulada La aventura de ser profesor, considero que es interesante porque trata de manara sencilla y ordenada algunos aspectos problemáticos a los que se enfrentan los profesores en su práctica docente, sobre todo de aquellos profesores ”novatos” o primerisos, carentes de experiencia y que van aprendiendo a ser profesores a partir del método conocido como de ensayo y error.

José M. nos comenta que no existe un ideal de maestro al cual aspirar, pues la práxis de todo profesor le enseña tarde o temprano que, aunque hay problemas comunes, el modo de enfrentarlos es distinto, de tal suerte que en ese modo de enfrentarlos, unos fracasan y otos llegan a tener éxito, tantito más unos, tantito menos otros, de cualquier forma, el caso es que el ser profesor no es algo dado, sino que el profesor se hace, y se hace en su práxis, es decir en su hacer, el profesor tiene que aprender a reconocer sus errores para corregirlos, así también debe consolidar lo que ha hecho bien, y de ese modo ganará la libertad de ser profesor, pues adquirirá la seguridad frente a su grupo, sabrá establecer los límites entre lo que es lícito y lo que es prohibitivo, y algo qe yo creo que es fundamental, la posibilidad de explicar las propias ideas de forma sustentable y coherentemente, lo cual tendrá significado teórico y psicológico para los alumnos, pues el lenguaje adecuado en el lugar adecuado permite la diáfana comunicación.

Con el pedagogo español comparto la idea, que el profesor que vive pleanamente su trabajo, es aquel que siente y piensa lo que enseña, pero como ya se mencionó arriva, no es algo que se da de manera automática, sino que hay que ir en pos, pues se tienen que recorrer muchos derroteros para poderse ganar la dicha de ser buen profesor, es decir es algo que se tiene que aprender, y no sólo de lo teórico, sino de lo práctico también, de la relación que se mantiene con los compañeros de trabajo y de la relación con los estudiantes.

Efectívamente(a pesar de que no me inicié en la docencia inmediatamente después de que terminé los créditos de la licenciatura) tal como se señala en la ponencia, la inexperiencia de ser profesor permitió que perdiera la seguridad de lo que sabía cuando me ví frente, no de treinta sino de casi cincuenta alumnos en un grupo de quinto semestre, y si a eso le agrego que trate ser "buena onda" con ellos, el único resultado fue la indisciplina y el caos dentro del salón de clases. para mí fue una experiencia desastroza por un lado, y de autoconciencia por el otro: no había duda, cuando terminó el semestre, tuve que meditar con sumo detenimiento sobre lo que había ocurrido(un caos dentro del salón de clases y mi insatisfacción) por no haber logrado un canal adecuado de comunicación entre mis alumnos y yo. De este acontecimiento pude comprender el nuevo rol al que esbaba llamado y de la responsabilidad que ello implica. También pude comprender, y aquí cito al mismo filósofo español que citó el maestro José: en la obra El sentimiento trágico de la vida, Unamuno sostiene que el ser humano, no sólo se define por su razón, sino también por sus pasiones, y que si deseamos comprendernos, es menester darnos cuenta que somos seres encarnados, es decir, que no sólo pensamos, sino que también reimos, lloramos, tomamos aficiones, mostramos inclinaciones, que no somos seres neutrales, es decir que no estamos como el vegetal o el animal, sino que existimos, esto es que somos seres que le damos sentido a nuestras vidas, de tal suerte que los alumnos, en tanto que seres humanos, con todo y que son adolescentes, pueden hacernos pasar situaciones conflictivas, y bueno, como se dice en el escrito, los alumnos no son nuestros enemigos, pero tampoco son seres neutrales, están situados en su mundo y desde ahí juzgan y valoran, y desde ahí actúan, según sus inclinaciones y sus deseos, por ello no hay que tomar las cosas con ingenuidad, pues simpre habrá jóvenes dispuestos a sacar ventaja de nuestras debilidades. Considero que es importante que nos quede claro, que nosotros dentro de una institución educativa, tenemos un rol y que ese rol es diferente al de los alumnos, y creo, como lo menciona nuestro pedagogo en cuestión, que se debe combatir en cualquier frente la educación sosa y ladina, también es el primer punto que desarrolla en la sección intitula identidad profesional. Recordemos que dice que debemos llegar a tener identidad profesional, es decir que debemos cambiar nuestra mentalidad desde el rol de alumno que siempre hemos jugado, por de maestro que ahora representamos, lo cual implica, primero, no sólo aprender a escuchar, sino a ser escuchado, segundo, muy complicado creo yo y básico para que se logre el primer punto y los demás, me refiero a la motivación, sobre todo la intrínseca, pues los estudiantes, más ocupados por su persona, por la modas, por la música o el cantante del momento, poco desean saber de geometría, biología o etimologías, y esa apatía (del griego apatos) o falta de pasión, es la principal causa de la imposibilidad del conocimiento significativo.

Otra cuestión que me parece importante destacar, es la que se refiere, ya no de manera necesaria a los profesores novatos, sino a los que ya tienen tiempo en el ejercicio de la docencia y que no se siguen preparando, de manera que terminan instalándose en la rutina y el tedio, haciendo para él y para los alumnos la actividad de enseñanza-aprendizaje en un auténtico calvario. Algo similar pasa con aquellos profesionistas que no pretendían ser profesores, y que por causas externas a la docencia, por ejemplo, falta de oportunidades en su esfera laboal, provocaron que cayeran en el magisterio, y no es para menos, pues ¿quién hace con eros lo que no le gusta hacer? lo comprendo, pero eso no significa que lo justfique.

Con lo anterior, creo haber mencionado las principales coincidencias que tengo con la ponencia leida, sin embargo en esta última parte, pretendo manifestar mis principales diferencias que tengo con el pedagogo español:

Primero, en la última hoja, en el párrafo anterior al subtítulo Contenidos y niveles, nuestro autor sostiene que no está deacuerdo en "El viejo supuesto"... de que para transmitir ciertos contenidos de alguna asignatura, sólo basta con dominar los contenidos, pues dice que lo fundamental no es el qué se transmite, sino el cómo se hace, sin embargo no presenta una argumentación sólida que permita sostener dicha afirmación, pero además, atendiendo a mi a mi práxis docente, puedo constatar que los profesores qué sólo se ocupan de la parte estratégica y técnica de lo que enseñan, terminan empobreciendo los contenidos de su disciplina. Efectívamente, creo que es importante establecer los medios de comunicación pertinentes para que el proceso de aprendizaje funcione, pero el supuesto de que los jóvenes estudiantes son seres racionales y que por tanto, son capaces de tomar con responsabilidad su rol de manera autómatica por el sólo hecho de ser racionales, me parece demasiado óptimo, pues la historia de la humanidad, y en ella también están incluidos los adolescentes, nos enseña que los seres humanos, aunque esencialmente racionales, en la mayoría de los casos no fundamentamos en la razón nuestras decisiones y acciones, pues también somos pasionales (como lo sustenta Unamuno) y éstas en muchos casos tienen más influencia en nuestros actos que la razón, si fuera al contrario, seguramente no habría guerras, ni pobreza, ni delincuencia, ni violencia etc.

Segundo, no me queda del todo claro, si la secundaria a la que se refiere en la ponencia, es equivalente a la secundaria de México, o si la secundaria en España es equivalente al bachillerato en México. Si se trata del primer caso, lo que se dice de los problemas de identidad de los profesores de secundaria no se ajustan al caso mexicano, pues la mayoría de ellos, en México egresan de normales superiores, pero si es el segundo caso, entonces vuelvo a ver demasiado optimismo en el pedagogo español, por lo menos si lo vemos con los mexicanos, es decir, creo que tiene razón al afirmar que la mayoría de los profesores que imparten clases en bachillerato y en nivelas superiores, no tenían en mente ser lo que son, pero la idea de que los profesores de estos niveles vivan en un conflicto porque a ellos lo que les atrae es la investigación y la especialización de su disciplina, eso es lo que considero optimismo puro, porque creo que al menos en México eso no acontece, Ya he mencionado anteriormente, por lo que he vivenciado como profesor, que hay muchos profesionistas que están enseñando en las escuelas de bachillerato, pero lo hacen por causas externas y no porque hayan tomado una decisión conciente y convencida, sino porque ya no les quedó de otra, y no es que añoren la investigación, de hecho, según tengo entendido por estudios que han realizado organismos internacionales, en México se lee muy poco, y hay poca preparación, así también la calidad educativa no es del todo satisfactoria, y eso lo experimento constantemente en mi trato con la docencia.

Por último, tampoco me queda claro el argumento que afirma que el profesor que en salvaguarda de la calidad educativa, va dejando en el camino a un gran número de estudiantes, es un síntoma del fracaso docente, yo más bien me preguntaría ¿no será un prejuicio demótico el que nos quiere inculcar nuestro profesor español?,pero bueno, necesitaría mucho más tiempo y espacio para desarrollar esta cuestión.

Basta de lamentaciones, creo que es importante que veamos nuestros límites y deficiencias, que las analicemos y que busquemos soluciones, no ficticias y demagógicas como muchas veces lo pretende hacer la burocracia institucional, sino atendiendo a los hechos y a nuestra realidad mexicana.

Hasta la próxima.

Los saberes de mis estudiantes


Para empezar puedo decir que la mayoría de mis alumnos cuenta con un correo electrónico, pero no todos saben lo mismo con respecto al uso del internet; puedo decir que el conocimiento que mis alumnos tienen del internet es disímbolo, pues su conocimiento varía no sólo en función de la edad, el semestre, la capacitación o incluso la condición socioeconómica:
Cabe mencionar que en la ENP atiendo a alumnos del quinto año, mientras que en el CB atiendo alumnos de primero, segundo, quinto y sexto semestres. En el caso de los alumnos de primer semestre, pude observar que la mayoría tiene un correo electrónico principalmente para chatear, bajar música, imágenes y videos, y son muy pocos los casos de los alumnos que pueden realizar trabajos en power point, o bien enviar un correo con un archivo adjunto. Esto mismo también lo pude observar con alumnos de segundo semestre, y también noté que les da pena preguntar cómo se hace una actividad tal, de manera que no preguntan.
Por otro lado, los pocos alumnos de los que he estado hablando, que si utilizan la tecnología de la información de una manera más sofisticada y creativa, son los que cuentan no sólo con computador en su casa, sino también con internet, lo cual significa que las condiciones socioeconómicas, si bien no son determinantes, si inciden en el aprendizaje de los alumnos, y me refiero a cuestiones sociales y no sólo económicas, pues los recursos económicos cuando no están bien orientados, lejos de contribuir al pleno desarrollo de los adolescentes, los pueden dañar y enajenar.
Con relación a los alumnos de quinto y sexto semestres, así como los de quinto año de prepa, puedo afirmar que hacen un uso más constructivo del internet para actividades académicas y como medios de comunicación, por ejemplo, en exposiciones que luego hacen por equipo, utilizan el retroproyector, y es claro que mucha de la información e imágenes que utilizan, son bajadas de internet, y lo mismo hacen cuando envían sus trabajos escritos a mi correo.
Un ejemplo de que el internet se convierte en un medio de interacción y de comunicación, es que durante la semana pasada, dos alumnos, uno de la prepa y otro de bachilleres me enviaron a mi correo, cada quien por su lado, un video clip, uno que hace referencia a la corrupción en México, y el segundo que hace referencia al asesinato de focas en Canadá en la época de invierno y con el consentimiento del gobierno de dicho país.
Pero también quiero aclarar que me he encontrado con alumnos de quinto y sexto semestres que no saben utilizar el internet, y que hay otros muchos caos de alumnos que sabiendo usarlo, lo único que hacen es copiar y pegar información de la manera más mecánica que puede haber, sin siquiera dar una hojeada o leída a vuelo de pájaro de lo que van a entregar como trabajo.
Otra cuestión que quiero comentar son los límites de la infraestructura dentro del Colegio de Bachilleres, me refiero a que el equipo que existe en esta institución es obsoleto e insuficiente, por ejemplo, en el plantel en el que trabajo sólo hay dos retroproyectores para toda la escuela, y sólo hay una sala audiovisual y los salones no están equipados para utilizar la tecnología de la información.
Por último, a lo anterior hay que agregarle las inercias, negligencias e incompetencias de las actuales autoridades que están al frente del plantel, que con dichas actitudes en lugar de contribuir al sano desenvolvimiento de esta nueva propuesta que se está enseñando en esta especialidad, en los hechos la obstaculizan.
Para una educación que tenga como base las competencias, hace falta una dirección competente, dispuesta a enfrentar los retos de los tiempos venideros en la educación media superior y no de personajes que lo único que hacen es cuidar su puesto.
Benito Gabino.